El mismo día en que el rodillo bipartidista impone la reforma constitucional que nos ha mandado Angela Merkel el presidente y fundador del Partido Popular, Manuel Fraga Iribarne, anuncia que no se presentará a las elecciones dando por conclusa su actividad política. Su inmenso cabezón sólo igualado a lo largo de la historia por el también inmenso cabezón de Marcelino Menéndez Pelayo deja así de prestar servicios a la cosa pública entrando a formar parte de los inmensos cabezones que prestan su busto a la historia. En unos tiempos como los presentes en que los políticos son cada vez más burros el ya busto histórico de Fraga se agiganta como la efigie de un Zeus conservador y tronante. O ex tronante.

El veterano político gallego es uno de los padres de la Constitución española de 1978 y el único político que quedaba en activo después de haber ocupado cargos relevantes en la dictadura, la transición y la democracia.

Manuel Fraga comenzó su carrera política en 1951 y llegó a ser ministro de Información y Turismo y embajador en el Reino Unido. También fue vicepresidente y ministro de gobernación en el primer gobierno del rey Juan Carlos, presidido por Carlos Arias Navarro.

En 1976 fundó Alianza Popular y colaboró en la redacción de la Constitución Española. Años después, en 1989, refundó AP, que pasó a ser Partido Popular y del que se haría cargo José María Aznar, que fue presidente del Gobierno. Manuel Fraga presidió la Xunta de Galicia desde 1990 hasta 2005.

Desde 1990 es presidente honorífico del Partido Popular y desde 2006 senador por designación del Parlamento gallego.